Las antiguas “casas consistoriales” de tiempos de la colonia, fueron ampliadas con el terreno que donó Doña Elena de la Rúa en 1727, y ya como presidencia municipal, totalmente reconstruida de 1905 a 1908, siendo director político don francisco de paula palomar quien la diseñó para darle un estilo aproximadamente neoclásico, mezclado con barroco afrancesado en sus adornos, y en 1954, siendo presidente don josé de anda, le dio su actual aspecto tan agradable y único en el occidente de méxico. sus tres fachadas forman un conjunto de innegable belleza que le confiere señorío y prestancia como palacio municipal, ubicado frente a la plaza de armas.
En la fachada principal al poniente, resalta el águila porfiriana y el gorro frígido que fue símbolo de la libertad de la revolución francesa y se convirtió en símbolo masónico, puesto ahí para demostrar que tepa era liberal y de ideas avanzadas. Hay gárgolas que simulan cañones, y sus ventanas de perfecta simetría están adornadas con balcones de exquisita herrería de forja, simétricamente también, repartidos en el coronamiento de las fachadas hay cubículos con remates ornamentados que complementan y dan carácter al edificio. en el zaguán de entrada fue asesinado por sus propios compañeros el más famoso guerrillero de la lucha cristera, el coronel Victoriano Ramírez, más conocido como el catorce, el cubo de la escalera luce desde el 27 de mayo de 2006, un magnífico mural digno de ser visitado, del maestro Rubén García Mendoza, apegado a la más pura tradición muralística mexicana, que en 80 mts.2 de paredes y bóveda, plasma con brillantes colores “cinco siglos de historia” de Tepatitlán, inicia con el “nahual” o hechicero tecuexe de la época precortesiana, y culmina con agraciadas jovencitas universitarias, pasando por épocas como la conquista y la guerra cristera. destaca en el cenit la figura de Anacleto González flores, héroe esencialmente local pero también nacional, de la resistencia pasiva por la libertad religiosa en contra del gobierno federal, rodeado de personajes Tepatitlenses, que si no son conocidos fuera de aquí, marcaron con su presencia y sus acciones toda una época, y fueron importantes para nuestra ciudad. La figura del gran Morelos llena la bóveda abarcando todo el cuadrante, porque su nombre está indeleblemente unido al de Tepatitlán por voluntad de nuestros mayores. Una placa de bronce señala que este mural fue inaugurado por el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara.